en medio del ruido más apagado.
Un aliento húmedo para empapar
a unos labios que por sufrir se secaron.
Moriría por una mirada tuya,
una de esas que regalas a esos a los que tu llamas novios.
Moriría por que me dieses la mano,
porque caminases a mi lado
asiendo con fuerza mi brazo,
como si me pudiesen apartar de tu lado.
La diferencia es que ellos te querrán por tus labios
y yo, por tus manos.