acompañado por la nada
y en la ventana empañada
no aparece el sol.
Las nubes grises
arropan a un cielo helado
que ve una película en blanco y negro
en un desierto, donde solo queda una planta.
No estoy triste porque te hayas ido.
No estoy triste por no haber sido correspondido.
Estoy triste, por haber fallado el tiro
y ver que no eras tú
la chica de mis sueños.
Pero qué es esa tristeza
en comparación con la esperanza.
La ilusión de soñar otra vez
en que aparezca ella cruzando la calle
y crucemos miradas
en un segundo que sea eterno
y nuestro para toda la vida.
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